20 de marzo de 2012

LA COOPERATIVA LA FLOR DE MAIG, un poco de su gran historia.

  En la entrada de la Flor de Maig, una alegoría del trabajo y el apoyo mutuo.
En 1890 dieciseis obreros, muchos de ellos toneleros, fundan en el Poblenou "La Sociedad Cooperativa Obrera de Ahorro y Consumo La Flor de Mayo", que llegará a ser una de las cooperativas más importante del país, con una apotación de 25 ptas. por socio que les sirvió para empezar con la compra de “un banco de madera, un litro de petróleo, un quinqué, un barril grande, un embudo, seis vasos de cristal, un juego de medidas para el litro y una partida de vino común".


Sus fundadores, aficionados al canto coral, le dieron el nombre de una de las más celebres composiciones de Anselm Clavé, La Flor de Mayo, y entre ellos encontramos a toneleros muy activos dentro del movimiento obrero de la época. Pere Rovira, su primer presidente, sería también representante de Sant Martí de Provençals en la Federació de Boters, como Jaume Anglés, que ya mencionamos, cuando tratamos del boletín que publicaban, El Eco de Obreros Toneleros, y que fue participe activo en tal asociación y más adelante en "Solidaridad Obrera".
Primero, la sociedad alquiló un modesto local en el Pasaje Messeguer, pero cuatro años más tarde, compraron unos terrenos en la calle Wad-Ras 195 (actual Doctor Trueta) donde construyeron su local social, la que sería ya para siempre su emblemática sede central.
"La Sociedad Cooperativa Obrera de Ahorro y Consumo La Flor de Mayo" seguía, como otras, los principios del cooperativismo del que fueron pioneros los tejedores ingleses de Rochdale, promoviendo el ahorro entre sus asociados, pues comprando al mayor los alimentos ya no estaban condenados a pagar los precios abusivos de los comerciantes del barrio.
La Cooperativa fue creciendo y abriendo otras sucursales, en el barrio y en otros, a través de la absorción o fusión con otras cooperativas y si en un principio fueron los mismos socios quienes se encargaban de la compra y distribución de los artículos de consumo, se acabó por contratar a trabajadores para su transporte y venta.
Pero también en el ideal cooperativista figuraba la solidaridad y la ayuda mutua como valores fundamentales, por lo que fueron creando ayudas de auxilio a la vejez y a los imposibilitados para el trabajo. Junto a otras cooperativas fueron los impulsores de la Vil·la de Salut de l'Aliança. Se ocuparon en desarrollar escuelas nocturnas para adultos, preocupados como estaban por la cultura de la clase obrera, con una biblioteca bien equipada, de pedagogía cooperativista, de esperanto, también de actividades de descanso, teatro y café.
En 1908 la Cooperativa adquirió una finca rústica en Cerdanyola donde construyó una Granja que servía para proveerse de productos frescos, hortalizas y carne, así como de lugar de esparcimiento y descanso.
Claramente la "Flor de Maig" no era sólo una cooperativa de consumo sino también de producción, aunque de hecho ya había comenzado en 1898 con un artículo de primera necesidad como el pan.
A finales de los años veinte la Cooperativa tenía siete Sucursales, la Sede Central y la finca de Cerdanyola con su Granja, todo un éxito. Pero precisamente ese éxito "comercial" sería causa,  primero de un estancamiento y luego de una confusa sensación de crisis que se consolidaría en la República. Es de suponer que el espíritu cooperativista quedaba diluido ante la magnitud de la entidad, surgiendo disputas entre las juntas directivas de las sucursales, situación que además se vería agravada con los problemas económicos derivados de la crisis del 29. 
Así llegamos a Julio de 1936, cuando derrotado el golpe fascista en Barcelona se entra en unos primeros meses en que aquel espíritu cooperativista es puesto en cuestión y desbordado por una situación revolucionaria. En una economía que se preveía "socializada", el cooperativista se convertía en un "pequeño propietario". Aunque parece que esa "duda identitaria"  se vio rápidamente superada por el desarrollo de la guerra y su táctica, que impuso la fusión de las cooperativas en la Unió de Cooperadors de Barcelona. 
Pero además de "esa" guerra civil, había otra latente entre las fuerzas "leales a la República", por un lado las burguesas y legalistas y por el otro las revolucionarias que habían ido perdiendo peso hasta llegar al Mayo del 37, que coincide también con otra reestructuración en la organización cooperativista. Si bien todo esto no ha de hacernos pasar por alto la gran labor solidaria que aún realizaron, como la acogida a los "niños de la guerra"  y los comedores populares.
Pero si el movimiento cooperativista se había visto abocado a cambios imprevistos en su gestión, lo que pasó después con la entrada de Franco vino a significar la incautación de la gran parte del patrimonio cooperativista, aunque después bajo la gestión del sindicato vertical, siguieron algunas cooperativas, ya que con ello se pretendía dar un "contenido social" a lo que había sido simplemente un golpe de estado de la derecha más reaccionaria, fueron entrando en crisis casi todas.
La Cooperativa La Flor de Maig, que sólo una década antes  poseía un gran patrimonio, fue objeto de la rapiña y de la administración fraudulenta por parte de los nuevos gestores y definitivamente en 1948 se inicia su liquidación**.
Dos edificios quedarán en el Poblenou como testigos de aquel glorioso pasado cooperativista. Uno el de su sede central de la calle Wad-Ras 195, hoy Doctor Trueta, y el otro el de su sucursal de Pere IV 92. 
Si bien el primero sería recuperado en 1978 para el barrio gracias al movimiento vecinal como Ateneu Popular La Flor de Maig... aunque esto ya merece otra historia.

* *Muy recientemente la gente de Poblenou.org han investigado sobre el tema y sacado a la luz  como el histórico edificio central acabó en manos de empresarios franquistas.
*Fotos antiguas de L. Roisin, ANC y postales, y recientes de E.Cabet