25 de febrero de 2011

Ricardo Sanz, el afán de lucha y de leyenda.

Ricardo Sanz García, fue un dirigente anarquista nacido en Canals, provincia de Valencia, en 1898. Hijo de campesinos empezó a trabajar a los 12 años en una fábrica de harinas haciendo largas jornadas de más de doce horas. A los dieciséis años se traslada al barrio del Poblenou donde residían unos familiares y trabaja en una industria de tintorería textil, afiliándose a la CNT. Amigo de Pau Sabater "El Tero",compañero de sindicato que trabajaba en el Poblenou en la tintorería "Canilla" y que sería asesinado por los pistoleros de la patronal. Formó parte del comité de huelga de "La Canadiense" del 1919.
Su actividad militante se acentúa a partir de 1920 y participa en las actividades del grupo "Los Solidarios", es entonces cuando entra en la cárcel. "Mi escuela se inicia con la primera detención en el año 1920 y las prisiones de Zaragoza, Madrid, Barcelona, Eibar y San Sebastián fueron mis universidades y de la mayoría de los sindicalistas de mi época..."
Una vez libre combina su trabajo primero en la construcción y después en el "ramo del agua" con su participación en la denominada "gimnasia revolucionaria", en la que se destaca defendiendo las tesis "faistas" contra los "treintistas" y publicando un furibundo opúsculo titulado "Los Treinta Judas", a pesar de su aprecio tanto a Pestaña como a Puente. Ocupa cargos en el comité nacional de la CNT y mantiene una intensa actividad propagandística por toda la península.
La víspera del golpe fascista del 19 de Julio de 1936 es de los que velan armas como miembro del grupo "Nosostros" en el piso de Jover de la calle Pujades junto a García Oliver, Durruti, Ascaso, Ortiz, etc, para salir a la calle a combatir a los militares sublevados y mostrándose en primera linea en la lucha de Atarazanas, requerido por el grupo*.

Sanz es de los que duda entre seguir la consigna de García Oliver de "ir a por el todo" y la mayoritaria posibilista que acabaría en el colaboracionismo interclasista. Ocupa diversos cargos de responsabilidad, entre ellos el de jefe de la Columna Durruti, cuando éste muere en el frente de Madrid y que posteriormente se convertiría en la 26 División. Experiencia que relata en el libro "Los que fuimos a Madrid".
Con la derrota en 1939, pasa a Francia donde es internado en el campo de Vernet y luego trasladado a Argelia y aquí una vez liberado por las fuerzas aliadas trabaja como panadero. En 1945 marcha de nuevo a Francia defendiendo las tesis colaboracionistas, pero su activismo va decreciendo y según los que le conocieron entonces cayó en gran medida en la megalomanía, quizá víctima de esa oratoria épica de aquellos tiempos y de haber vivido, en primera persona, el momento más álgido de la lucha de clases. Antes de morir en el 1986 asiste al congreso de 1983 de la CNT siguiendo a los escindidos.
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* Según  Antonio Ortiz,  Sanz es requerido por el grupo  cuando se precisan cartuchos de dinamita para el asalto final de Atarazanas
"Para buscar las bombas o los cartuchos hay que ir a Pueblo Nue­vo. Toma la voz cantante García Oliver para decirme: «vas al Poble Nou y buscas a Sanz que tiene que venir a reunirse con el grupo. Está en la Rambleta con Taulat, en la Pubilla del Taulat!, ha establecido su mando. ¡Que vingi cap aquí sense excuses!»
Ya de noche, busco el auto que me trajo hasta aquí y el compañero no quiere acompañarme porque no quiere dejar su puesto de combate. Tomo el auto y rumbo a Pueblo Nuevo. No hubo tropiezo en el cami­no. Cuando llego a la Pubilla del Taulat encuentro a muchos conocidos de la barriada, entre ellos a muchos que no hubiera creído nunca capa­ces de tomar parte en la refriega.
Ricardo Sanz está allí en su elemento, gozando de su prestigio en­tre la gente del barrio. Le doy cuenta de mi misión y le pido que me acompañe para buscar los cartuchos para llevarlos a las Ramblas. Sanz hace algunas objeciones que me obligan a decirle: «¡todo el grupo está en las Ramblas y tú eres del grupo y tienes que estar junto a los otros!»
Recogemos un paquete de cartuchos de dinamita, fulminantes y me­cha y nos dirigimos hacia las Ramblas. Al llegar nos encontramos con la mala noticia de que ha muerto Francisco Ascaso."